Argentina – 26 de Marzo 2014

Nahuel Rodríguez tiene 13 años y glucogenosis, una enfermedad de nacimiento que lo obliga a tomar agua de maicena cada tres horas para prevenir convulsiones y seguir una dieta a base de una leche con fórmula especial.
El chico demanda cuidado permanente, tiene además un retraso del desarrollo y sobrepeso marcado; vive con su abuelo en una precaria vivienda de San Onofre. Pese a las carencias, su abuelo que está en silla de ruedas pasa día y noche atento al reloj para no retrasarse un minuto en darle al chico la medicina.

“Tiene riesgo de vida constante, porque si uno se queda sin maicena o se pasa la hora convulsiona, y eso no es nada bueno, lo tengo al nene desde chiquito; lo criamos con mi señora pero ella falleció y quedamos los dos”, contó Raúl Santos Rodríguez, que trabajó 25 años como portero de escuela hasta que la diabetes le deterioró la salud y debieron amputarle una pierna.
“Cuando era chiquito, tantas convulsiones le dejaron secuelas neurológicas, tiene un retraso, pero con paciencia él entiende todo y es un excelente compañero”, sostuvo.

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